LA DURMIENTE
Duerme, que nadie ocupe ese espacio.
Otras puertas y ventanas plantan allí,
otro techo, otra mañana, otro nombre
que al amanecer no aspira
más que al cielo que le abres.
No estás lejana, sí oculta
en una luz donde nadie
podrá nunca acompañarte.
¿Qué mediodía, qué tarde
puede encerrar la mirada
que por un momento yace?
No hay caja ni tambor negro
para tu luto
ni olvido entre la lágrima.
Sólo el cristal te sostiene,
el ojo que en mí apacienta pues allí guardada
correspondiendo a la transparencia
calladamente tu cuerpo.
GRILLO
De tu brazo,
verdeante,
he podido
descender junto al canto.
Has saltado
ascendiendo el ocaso
hasta alturas sin tí..
Tan oscuras
y un astro
me has entregado,
un techo,
que en nada
se me aparta.
ALERO
Qué duro te me adentras
decapitado monte,
vegetal aletazo
qué duro hoy te me adentras.
De niño trepé por tus rodillas,
me llevaste en tus manos
como lleva la arcilla el alfarero
y vi allá de tus hombros
colgar su saco el viento.
Pero ahora, eres canto quebrado;
ya no eres el alero, ese gajo
que corría de muchacho por mi frente;
te arrasaron, granero,
tu espalda despeñaron,
cayó como un polluelo tu tejado.
Yace el péndulo ahora,
cimbra el tendón en el aire,
por tu andar desolado
va cojeando mi carne.
AL BALCÓN DE TUS LABIOS
Al balcón de tus labios
yo me asomaba,
a mirar por tu cuerpo
rosas, naranjas.
Para que fuera, sí,
pronto me dabas,
la navaja de un beso
para cortarlas.
Filo de lilas
y de albahaca, un manojo tu talle
y tu garganta.
Quién me diera quedarme
en tu chambrana,
no hubo balcón más bello
en otra casa.
DE ENCINA MORIRÉ
De encina moriré, caeré de sombra,
caeré fluvial de verde o de relámpago,
me apagaré de breña,
me iré de labio en labio, peña en peña,
fluiré de trueno o grito de montaña.
No quemarán mi pena como un leño,
me dormiré de yunque,
me apagaré de mar y de alarido,
de manojo de azahares o estampido
encenderé mi sueño.
Templado a bronce, a mar,
a hierro hirviente
arriaré mis amarras,
descenderé mi viaje
manantial y creciente.
...¿Qué barro me incendió?
¿Qué arcilla vertió por mí su arcilla?
¿Qué tronco desbordó por mi tronco? ...
...Espumoso bramido, planicie palpitante
siempre corriendo, siempre desbocada,
siempre fluyendo sobre pena y pena
desangrada...