Textos del autor Humberto Jaramillo Ángel

Mientras cesa la lluvia

Mientras cesa la lluvia 
se adormecen los árboles, 
se apagan los ecos del martillo, 
se cierra la última ventana, 
se prende el primer candil, 
canta el último ruiseñor, 
cruza, en busca de su nido, 
la parda golondrina 
y ladra, a la distancia, 
el primer perro callejero.
Mientras cesa la lluvia 
Prometeo sigue encadenado, 
Endimión borra el paisaje de la tarde, 
Ariel sigue siendo joven, 
Próspero se obstina en su cátedra, 
Proteo pisa la tierra, 
Sísifo torna, con su carga, 
a la montaña, 
Caín vuelve al mundo 
y Gestas se reprime y suda.
Mientras cesa la lluvia 
Josefina danza su danza griega 
hacia el crepúsculo 
en el Partenón, 
a Friné los jueces la absuelven, 
Beatriz inspira al Dante, 
Judith decapita a Holofernes, 
Esther seduce al viejo Assuero, 
la serpiente habla en el manzano, 
Sara se ríe de Abraham, 
la mujer de Lot 
al mirar hacia Sodoma 
en llamas 
se convierte en estatua de sal, 
Judith deja de ser virgen 
y Job se llena de lepra.
Mientras cesa la lluvia 
Luis, en Francia, pierde la cabeza, 
María Antonieta es decapitada, 
Dantón y Robespierre van a la guillotina, 
el Sena se llena de cadáveres, 
París es río de sangre,
se toman la Bastilla, 
crece la muerte en las calles, 
truena la metralla, 
se nubla el horizonte, 
y triunfa la revolución.
Mientras cesa la lluvia, 
surge Napoleón, 
Italia es vencida, 
llegan los ejércitos al Cairo, 
el emperador sube a la pirámide, 
es invadida Rusia, 
arde Moscú, 
huyen los franceses 
y, a lo lejos, 
se divisan, ya, Elba 
y Santa Helena, 
la muerte para el héroe llega 
y Francia entera 
se hunde en sombras. 
Y el mundo clama 
por un nuevo amanecer.
Cuando cese la lluvia, 
volarán las águilas romanas, 
resonarán las campanas, 
cantarán los ruiseñores, 
florecerán las amapolas, 
espigarán los trigales, 
hablarán las piedras 
y se escuchará la Marsellesa.
Cuando cese la lluvia
Jesús volverá a la tierra.


Todo lo partí contigo

Todo lo mío lo partí contigo: 
el blando pan de mi mesa, 
el agua pura y fresca 
de mi tinaja de barro, 
el grano de la espiga madura, 
el vino dulce de mi copa llena, 
el viento abrileño 
que llegó a mi ventana, 
la piedra y el verde pino 
de mi largo sendero, 
la leve lluvia y la clara luz 
de mi candil de arcilla. 
Todo lo mío, amor, en mi destino, 
lo partí contigo. 
Mis lentas y mejores horas 
en silencio las partí contigo. 
El canto del ruiseñor del alba 
lo partí contigo. 
La delirante serenata de Schubert 
y las ardientes notas de los preludios 
de las flautas ambiguas 
del infeliz Chopin, todo lo mío, 
amor, mis ensueños y quimeras, 
lo partí contigo. Y sin embargo, 
todo lo mío está conmigo.


Cromo de invierno

Vientos ligeros.
Brisas tempranas.
Nubes oscuras.
Cerradas ventanas.

Pasan las horas.
Caen las hojas.
Lentos murmullos 
de bocas rojas.

Oh, la nostalgia 
de leves brisas.
Oh, la presencia 
de tus sonrisas.

Alba de invierno.
Brumas errantes. 
Dialoga el viento 
con los instantes.

Cerradas ventanas 
bajo el conjuro 
de las mañanas.

Nada conturba 
mi pensamiento, 
ni borra el eco 
en los confines 
de la mañana.

Oh, la nostalgia 
de leves brisas.
Oh, la presencia 
de tus sonrisas.

 

Última actualización: Jueves, Abril 09, 2015 10:30 AM
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