Humberto Jaramillo Ángel: enamorado del amor
Le pedí a Humberto que mirara en sus 300 o más artículos publicados y escogiera los dedicados al cine. El hombre amaba tanto a las mujeres que la mayoría de sus críticas eran sobre las actrices de los años 20 y 30. Él comentaba las películas en columnas de opinión que tenía en periódicos y revistas del país. Algunas de ellas con el seudónimo Juan Ramón Segovia. Humberto Jaramillo es el iniciador de la crítica cinematográfica en el Quindío y pionero de la crítica cinematográfica en Colombia. Es por ello importante encontrar el borrador de este libro que se perdió en el laberinto de las herencias. Después de su muerte, sus escritos quedaron seguros con su mujer, pero al fallecer esta, no se sabe qué pasó, parte de la biblioteca fue vendida en un andén en la calle 21. Queríamos demostrar con la publicación del libro la importancia de Humberto Jaramillo Ángel para el cine nacional.
Humberto escribía desde Navarco para dos publicaciones bogotanas El Mundo al Día, considerada como el nacimiento del nuevo periodismo a comienzos del siglo XX, en Colombia. Se habían apartaron del periodismo que visibilizaba solo a ciertos grupos sociales del país. El Mundo al Día, introduce un formato europeo y es considera como el vespertino que más produjo productos visuales, desde 1925 a 1938, son iniciadores, además del comic en Colombia. Humberto se cuela en ese selecto grupo de escritores al lado de José Eustacio Rivera. El país entraba a la modernidad que viene acompañada con la publicidad y la industrialización del país. El otro órgano de esa época era El Gráfico, creado en 1910 y se le considera el órgano de difusión de mayor tiraje en América del Sur. Desapareció en 1941. Humberto Jaramillo escribió en tan importante revista reconocida como una de las mejores en América. De allí su vasta correspondencia con escritores de muchas nacionalidades.
El tema favorito de Humberto eran las mujeres. Su erotismo siempre lo sentí sano porque en sus expresiones no se encontraba ningún tipo de morbo, siempre un altar para las sublimes mujeres. Recuerdo una tarde me lo encontré en la 21 y se encontraba apresurado porque tenía una cita amorosa, un hombre que en ese entonces llegaba a los ochenta años. El dandi de la comarca nace en Calarcá el 29 de agosto de 1908, departamento del Cauca, a los 2 días, el 31 de agosto se anexa la región del Quindío a Caldas. La familia Jaramillo- Ángel pertenece al movimiento o llamadas oleadas de colonos pobres, salidos de Antioquia, don Vicente Jaramillo y Ana Josefa Ángel sus padres llegaron a Navarco, tierra fría. Allí se instalaron por algún tiempo trabajando en las faenas del campo y la quema de carbón.
Humberto entró al panorama nacional desde muy joven. Julio Alfonso Cáceres, escribió un prólogo para su cuarto libro, Camino adelante (1959)
“...fue un hombre que se hizo duro, después de haber pisado los más crueles guijarros. Aprendió a leer los clásicos bajo la manta inhóspita de un páramo, sin más confidentes que los desapacibles frailejones y sin otro testigo de su lucha que el ulular del viento en las noches desiertas y medrosas. Bajaba de tarde en tarde a la ciudad, no como el señor que lo hace a horcajadas sobre su jaca predilecta, sino tras la fatiga de los bueyes que surtían de carbón a la incipiente urbe”
Adore las mujeres desde que tenía 11 años y desde los 11 años las mujeres me adoran
Así era el Humberto que conocí, con un ego apasionado que resultaba divertido escucharlo. Estas declaraciones y otras se las fui grabando en encuentros ocasionales. Le gustaba que lo grabaran, lo escucharan sobre todas las gentiles damas que de paso no les disgustaba el coqueteo permanente de tan brillante seductor que murió en Armenia el 11 de marzo de 1996 a los 88 de edad.
”Tu conoces a mi mujer, Mercedes, la que tengo ahora, hace 25 años la conocí, pregúntale, si ha tenido en los 25 años un solo día sin quererme. Cuando nosotros nos conocimos ella sabía que era casado que tenía dos hijos, que tenía a otra mujer por fuera y que tenía un hijo en esa mujer, no tuvo ningún inconveniente en quererme a mí. Ella me conocía desde antes de conocerme. Ella admiraba mucho a ese señor Humberto, tan nombrado y tan mentado. Un día iba yo con Jesús Arango Cano y la amiga le dijo: el del bastón y el libro, ese es Humberto. Ella se adelantó, me miró y fue donde la amiga y le dijo: muy buen mozo, con ojos azules, pero debe ser lo más de orgulloso y vanidoso, no es ni cojo, ni tiene un pie dañado pero anda con bastón y de pronto alza ese bastón hacía arriba, debe ser muy soberbio y muy creído.
Ella era maestra de escuela, en esos días me mandaron de inspector de educación. Me tocó recorrerme las escuelas, en una de esas, ella me invita para ir a coronar unas reinas. La veía atenta, muy bonita, tenía 17 años. Me dio un sancocho y me invitó a una copa. Al finalizar le dije a un amigo: creo que le gusto a esta muchacha. A los ocho días éramos novios. Existía en Armenia una fuente que se llamaba El Prado y otra fuentecita que se llamaba La Española. Salimos de La Española y estaba lloviznando, saque mi paragua y la acompañe hasta la galería. Allí cogía el bus para la casa. Con la lluvia nos metimos en un rinconcito y me dije, no la voy a dejar escapar, agache el paraguas y la bese en la boca, con esa alegría. Ese día me fui tembloroso para Calarcá.
Veníamos a bailar al Nauca, un lugar de los hermanos Moncada, bailando bolero, pegaditos y besándonos como dos novios. Llevábamos tres meses y yo con el deseo de hacerle propuestas raras. Un día la invite almorzar. Y le dije, hace días quiero proponerte algo, pero me da pena, de pronto te enojas, ella me dijo, dime lo que quieras que yo no me enojo. Te irías a pasear conmigo a donde quieras. Si claro y decidió ir a Manizales. Había un auto ferro Armenia - Pereira, nos quedamos de encontrar en la Estación del Ferrocarril de Armenia. Por fin llegó con una faldita, que hermosura de mujer.
Compré los tiquetes y llegamos a Pereira, de allí conseguí un expreso para Manizales. Nos fuimos y llegamos al hotel Europa. Eso fue hace 25 años y cada día la quiero más. Pero que hombre tan infiel, yo no creo que haya hombre más infiel que yo, que bestialidad, pero no creo que haya un hombre más bueno y más noble, más generoso y más delicado con las mujeres. La mujer que más le cuesta a uno es la mujer propia.
Las otras mujeres hay que estar atento a los cumpleaños, una cadenita, hay que tenerles una habitación bien organizada, no habrá de faltar el termo hasta un vaso de noche. De modo que eso cuesta. Todo lo que uno haga por las mujeres es poco. El hombre jamás tendrá con que pagar una mujer, aunque esa mujer no le cobre. Lo que uno necesita en el mundo no lo consigue sino con el amor. Lo único que vale en el mundo son ustedes, el que no tenga el amor de una mujer es el ser más desgraciado que puede pisar la tierra”.
Por: Jorge Hernando Delgado Cáceres
Última actualización: Jueves, Abril 09, 2015 10:36 AM