Julio Alfonso Cáceres

Última actualización: Lunes, Abril 13, 2015 9:04 AM

Entrevista del autor Julio Alfonso Cáceres

Julio Alfonso Cáceres: iniciador, del género ensayo en el Quindío Julio Alfonso Cáceres: iniciador, del género ensayo en el Quindío El ilustre poeta Jorge Zalamea, Baudilio Montoya y Adel López Gómez, presidieron el acto de coronación de Julio Alfonso Cáceres, en el mes de octubre de 1962. Me llamó la atención la noticia del Diario del Quindío del 25 de septiembre del mismo año con un titular “Don Gonzalo Echeverri B. dona la corona para Julio Alfonso Cáceres”, en dicha nota agradecen la donación y anuncian que la corona la mandaron hacer a la Joyería Roldán y será exhibida el 1 de octubre en una vitrina de un local comercial de la ciudad. A mediados de los setenta tuve entre mis manos la corona que consistía en una rama de olivo en oro macizo, la sacamos de la vitrina donde se encontraba resguardada por una colección de arenas de desiertos y de pipas, cada una tenía su historia, me comentó que una de ellas era de León De Greiff, su amigo de tertulia y de mujeres. A Julio Alfonso lo conocí cansado, acababa de ser padre de una niña, él un hombre de unos 60 años y para empeorar las cosas se encontraba casi ciego. Fui siempre muy directo con él, la poesía de Julio Alfonso me parecía cursi. Le censuré eso de coronarse, como los romanos y asistir casi como damas de honor en los desfiles para coronar reinas de belleza, recitándoles poemas. Se rió, agitó su bastón y cambió de tema, cuando hubo terminado, le insistí. ¿Es por eso que los llamaron greco-quimbayas? Me dijo que también fue de izquierda pero los acontecimientos con Stalin lo hicieron abandonar el partido comunista. Entendí que no quería hablar del tema.En el año de 1952 Julio Alfonso coronó en la plaza Bolívar de Armenia a Baudilio Montoya, ese ritual vanidoso desvela el momento socio-económico del territorio caldense, fortalecido por el cultivo del café que los exaltaba a la monarquía porque el impacto social de dichos acontecimientos era masivo. Las coronaciones de reinas por los poetas, fue una oleada de una época, hasta el mismo Gabo reconoció haber participado en dichos banquetes. Eso de ponerse la rama de olivo sobre la cabeza, en un acto de coronación publica, no es el Julio Alfonso que escribió en 1938, su primer libro Vértebras, dedicado a Carlos Marx. Periodismo y poesíaJulio Alfonso nació en Armenia el 20 de octubre de 1916, bachiller inconcluso del colegio de don Jesús Duque y en el de don José María Ramírez. Entró al periodismo en el año de 1933, a los 17 años, trabajando como jefe de redacción del seminario Transmisión de Jesús López Dávila, su guía y mentor.Fundó en 1937 en Manizales, el grupo Atalaya con el poeta Gilberto Agudelo propietario de la revista. Es con Adel López Gómez, Luis Vidales, Humberto Jaramillo Ángel, Jesús Arango Cano, Euclides Jaramillo Arango, escritores con la mayor proyección internacional. En 1970 recibió en Calarcá la medalla Eduardo Arias Suárez.Una tarde hablamos de Stefan Zweig, un escritor que influyó profundo a su generación, me comentó que Zweig se suicidó con su esposa, aunque se especuló en algún tiempo de ser una siniestra maquinación nacista, lo consideraba uno de los maestros de la biografía.Me habló de su biblioteca que trajo de Cali en tren, después de haber vivido allí 30 años, la pensaba regalar a la ciudad pero las cosas no funcionaron, inicialmente los periodistas le hicieron un homenaje, su enfermedad seguía avanzando y comenzó a desilusionarse, “vine a morir a Armenia”, a los pocos meses me enteré que había vuelto a utilizar el ferrocarril para trasladar su biblioteca a Cali, a los pocos meses falleció en 1980, a la edad de 63 años. Finalmente la biblioteca quedó en manos de la universidad de Caldas. Con el libro Vértebras se inaugura el ensayo en el QuindíoCon Vértebras (1938), Panoramas del Hombre y del estilo (1949) y la Vaguedad de los días (1963), Julio Alfonso Cáceres se perfila como pionero del ensayo en el Quindío, género literario poco estudiado en la región. Su primer libro de ensayos Vértebras (1938) fue promocionado en el periódico El Cincuentenario, con el siguiente eslogan: “libro de siluetas cortadas por la tijera de fuego de la revolución”, es uno de sus libros más profundos, logró palpar la sensibilidad humana, describe a la obrera, al soldado, al esclavo, a Chaplin, a las vidas humildes. Cada vertebra de sus relatos forman la columna vertebral de los humillados y explotados de la sociedad. El texto es en prosa pero la poesía galopa campante, escuchémoslo: “Sigue besando tu dolor tallado en carne, para que el hijo que aguardaras, no traiga las manos dóciles a la súplica baldía de consuelos, sino crispadas para la hora roja de la venganza, que habrá de ensanchar el cuadrilátero de tu existencia limitada” o el siguiente: “Amos de América…Capataces de Colombia…Sanguijuelas de smoking: Reíd e ironizad ahora, porque mañana…Quién sabe...! Las manos que reparten la simiente pueden también recolectar cabezas”. Sin llegar al panfleto con Vértebras a sus 22 años y finalizando la década de los años 30, logra esbozar una obra contundente de periodismo, crónica y poesía. Desde muy joven navegó en el mundo de la cultura que le dio la posibilidad de tener contacto con los intelectuales de la época, sus colaboraciones en el periódico El Tiempo, El Espectador, El Occidente de Cali, lo hacen referente importante de la cultura quindiana abrumada en aquel tiempo por el centralismo del departamento de Caldas.Alguien decía “los poemas de Cáceres no eran para grandes salones”. Lino Gil, tu amigo escribió sobre tus libros: “Ánforas repletas de amorosas mieles, de amorosos jugos, de amorosa reminiscencias del libro de las horas y de los días. Son de igual modo, páginas para el recuerdo, los suspiros, las quejas y las lágrimas”.Por Jorge Hernando Delgado Cáceresespecial para LA CRÓNICA Tomado de: Crónica del Quindío

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Última actualización: Lunes, Abril 13, 2015 9:01 AM

Sobre el autor Julio Alfonso Cáceres

Lectura de la poesía La soledad, la nostalgia, la mujer, el silencio, la pasión en tono de mesurado intimismo, constituyen las temáticas básicas de la poesía de Julio Alfonso Cáceres, “el mayor lírico de los poetas de Armenia”, en opinión de Alirio Gallego Valencia (1989, p. 111). Recrea el amor desde la serenidad de lo que se tiene y la aceptación de lo perdido en Hélices de angustia (1945); cuestiona el sentido de la vida y la muerte en Canciones para Emma (1955), escrito después de la muerte trágica de su primera esposa; apela al recuerdo que se fragua en años de reconstrucción del ideario personal en La soledad reciente (1972). Tres breves poemarios que son suficientes para un legado de trabajo consciente sobre la palabra. La dupla estilística amor-muerte, con sus oposiciones e imágenes naturales, con sus encrucijadas estructurales, en el verso abierto y en la rigidez del soneto, es la que mejor explica el conjunto de su obra: “Presencia del amor en la muerte” es el título de uno de sus cantos, que podemos asumir como compendio de su estética. Sin embargo, nada de patetismo ni de verso declamatorio, nada de sentimentalismo atroz ni de verbo desgarrado en este poeta. En Cáceres, poeta “inspirado y de rica cultura” (Ocampo Marín, 2001, p. 87), la poesía está lejana de preocupaciones sociales y se enmarca más bien en el sentimiento y la belleza, en una profusión de imágenes decantadas y trabajadas con esmero. En todo se impone el respeto por la palabra y el acercamiento al lenguaje poético, equilibrado entre la expresión y la armonía, lo que lo aleja de la mayoría de los poetas de su época en el Gran Caldas. Las palabras de Julio Alfonso Cáceres pueden ayudar a comprender la génesis de este talante poético. En una carta que transcribe José Jaramillo Vallejo (1970), el poeta condensa su postura frente el arte: “Desde el alba aprendí el alfabeto de la soledad y la muerte, y esto me hizo disciplinar la voluntad como un ejército” (p. 197); y en un ensayo sobre el escritor caldense Tomás Calderón concluye que “la belleza no es un dogma sino una revelación” (1962, p. 20), se la encuentra, no se la busca: opera sobre el lector y sobre el autor y se ofrece como un misterio. Leer texto completo en: Revisión crítica de la obra de Julio Alfonso Cáceres

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Última actualización: Lunes, Abril 13, 2015 8:55 AM

Textos del autor Julio Alfonso Cáceres

Julio Alfonso Cáceres(Armenia, 1916 - 1980)     EL ARPA Y LA LLUVIA La tristeza me viene del lado de la lluvia,de la lenta neblina que recorta los árboles, tal vez de la furtiva rapsodia de las hojasque señalan su otoño al pie de las estatuas.El amor en mi vida no ha sido una alborada,siempre un caer de agua ha medido su espacio,y cuando el día levanta sus banderas de sol, allá en mi corazón se perfila un ocaso.He recorrido siempre por tácitos países,rompiendo noches, derribando estrellas,para buscar la forma fugaz de la ternurareflejada en el agua perdida de la ausencia.Y he sido errante, viajero como el viento,pasajero inconforme del beso y la sonrisa,y a cada nuevo lirio crecido junto al almauna espina reparte su frío y su silicio.Oh el desierto del tedio, la rencorosa tierrapisada en mil caminos de locura constante,y esta urgencia de vinos en el alba apagadacuando tras la caricia se hace grito el instante.Y solo, siempre solo como esos puertos viejos,donde ausentes gaviotas crucifican su vueloy algún marino inválido zurce redes y ensueñosmirando el horizonte siempre esquivo a su anhelo.Por eso esta honda angustia, esta pena sin nombre,que me invade afanosa como una ola amarga,y este romper espejos para borrar imágenesque el corazón inventa con latidos y sangre.Será por eso triste nuestro amor silencioso,nuestro amor confundido con caricias y lágrimas;triste cual esos niños que se quedan dormidoscomo rosas marchitas, tirados en la calle.Oh amor, signo dorado, girasol rumoroso,paraíso del canto, norte de la alegría;por tu mano de seda y tus guitarras hondas,está llorando ahora mi juventud perdida. ARQUITECTURA DE TU SILENCIO Un marinero empuja su barco de papelsobre las aguas bruscas de un mar amotinado...Las playas de la tarde limitan sus sirenasy una estrella enmudece sobre el dolor del muelle.Más allá un tren suicida rompe colinas grises,pasan desaforadas escuadras de pañuelos,hay lágrimas rondando tiquetes y estacionesy besos retardados contra las ventanillas.Después un soplo aleve consterna el cielo cándido,veloces pavimentos ruedan bajo los astros;mientras cortan las hélices los caminos del ángelal lado de un retrato desfallecen los mapas.Todo en ti es movimiento sin que tú lo comprendas.Cuando callas la noche pende de tu silencio.Al borde de tus labios de ingenuo terrorismose asoman los diamantes versátiles del sueño.Hay un fragor de vinos desatados,un empuje de dagas y tabernas,una compacta urgencia de cinturas quebradasy de sexos tendidos al afán de la carne.Cállate siempre en lindes de sonrisa,en esquemas de yerta primavera;que tu silencio esconde regocijos de nísperopara sembrar colmenas entre mi sangre tensa.Cállate siempre, siempre...para que el viaje se haga sin salir de tus ojos.Detrás de tu silencio de vidrios asombrados,suben liras dementes hasta el barro de mi alma.   CANCIÓN DE UN JÚBILO IMPREVISTOYo te busqué en la voz de la mañanacomo una tibia aguja de rocío;y te esperé en la tarde de mis cantoscon el afán del beso puesto en cruzsobre un breve minuto de sonrisa.Y hoy has venido, Amada,a parcelar la geografía de mis fastidioscon la espada azul de tu ternura;a sembrar el recuerdo de las amapolasen mis predios vacíos de jardinesy a poner espejismos de frescuracerca al desierto inerme de mis ojos dormidos.Pero la mano áspera de la brisaquemó la doncellez de las palmerascon las que esperaba suavizar tu nostalgia...El agrio vino de la soledadme embriagó en bárbaras orgías de tragediay el hambre de la angustiadevoró la niñez dulce de mis mejores palabras. Y tú llegas hoy, frágil novia recóndita,y para recibirte sólo tengo un poema.  

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Última actualización: Lunes, Abril 13, 2015 8:40 AM

Cronología Julio Alfonso Cáceres

Última actualización: Lunes, Abril 13, 2015 8:36 AM

Biografía Julio Alfonso Cáceres

Julio Alfonso Cáceres   Armenia, 1916; Cali, 1980. Lector desde niño, se dedicó al periodismo literario en la adolescencia: a los 17 años fue jefe de redacción del semanario Transmisión, en su tierra. Como escritor y poeta colaboró en todos los suplementos nacionales y en numerosos extranjeros, por eso el periodista Alberto Manrique dijo: «Cáceres periodista, crítico literario, poeta, es más conocido en el exterior que en su propia patria. Virtud de nuestro ambiente y sus excelsas camarillas». Sin embargo, su patria chica lo coronó en 1962 y la vecina Calarcá le impuso la medalla «Eduardo Arias Suárez». Cáceres perteneció a sociedades culturales de Buenos Aires, La Habana y México, y en 1937 fundó en Manizales, con Gilberto Agudelo, director de la revista Atalaya, un prestigioso grupo literario. Finalmente fue columnista de los diarios Occidente y Relator de Cali.  Libros: |Vértebras (1938); |Hélices de angustia (1945); Panoramas del hombre y del estilo (1948); Canciones para Emma (1955); Vaguedad de los días (1963); |La soledad reciente (1972). Humberto Jaramillo Ángel dice: «Sus sonetos son ánforas repletas de amorosas mieles, de amorosos jugos, de amorosas reminiscencias del libro de las horas y de los días. Son, de igual modo, páginas para el recuerdo, los suspiros, las quejas y las lágrimas».

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