Textos del autor Carmelina Soto

Almas

Aquellas almas grandes que tuvimos

y estas de ahora, iguales y distintas,

siguen ardiendo y consumiendo vida.

Ardientes almas nuestras...

ávidas, delirantes, violentas, vengativas,

tenaces, hechizadas, sedientas,

con sus flamas en rojo, negro y blanco,

en gris, en amarillo y en violeta,

-iris y fuego-

sometidas al viento ineluctable,

al incendio...

Con cauda de cometas locos,

con colas y con crines de caballos apocalípticos

para imponer el miedo.

Ah! nuestras almas jóvenes!

aquellas que tuvimos y tenemos,

fieles a la gran aventura irreversible de la vida

y al signo irrevocable del acontecimiento,

siguen viviendo

a través de la sangre inextinguible,

en hélices y elípticas,

en el misterio.

Almas rudas,

flagrantes y filudas

como lanzas de acero.

Nuestras almas de ayer, de nunca y siempre,

ígneas, incandescentes, implacables,

ultravioletas, ultrarrojas, ultrasolares,

ardiendo...

 

Balada del recuerdo

Llueve una lluvia fácil... negligente.

Casi sin desazón. Casi sin ruido...

Y en un sitio del alma... en el olvido

los recuerdos me asaltan de repente.

 

Recuerdo cosas... cosas... todavía

como si todavía las viviera.

(Aquel amor que tanto me mintiera

acaso sin saber que me mentía).

 

Una ciudad tan buena como el trigo

surge de pronto en tierras desiguales.

Un calendario pulcro... sin señales.

(Voy por las calles de anteayer contigo).

Nuestras miradas con amor -sin dudas-

redescubrían cosas evidentes:

la tierra con sus árboles, las gentes,

nuestras manos vacías y desnudas.

 

La lluvia por las calles recorría

con el sol enredado en sus cristales.

-Noble ciudad de agudas catedrales

(Me cuentan que allí vives todavía).

 

Todo nos separaba y nos unía.

Un gesto, una canción, una mirada.

El amor era todo... y era nada...

y era eterno no más porque moría.

 

Y nadie puede sepultar sus muertos

tan verdaderamente sepultados

que no puedan volver, si recordados,

a los brazos amantes y desiertos.

 

Las horas no se pueden devolver

ni lo que en ellas fue pasión o grito.

(Aquí todo es igual porque está escrito

y ya no es cierto porque está en ayer).

 

Aquí todo es igual. Nada envejece

al margen de las horas sin fortuna.

El mismo grillo con la misma luna...

y todo como estaba permanece.

 

Y como en los recuerdos no varía,

el viento lleva aún sobre sus hombros

de aquella nube grande los escombros.

(Y nunca acaba de pasar el día).

 

Nuestros rostros se miran a través

de la lluvia o la luz recién nacida.

Aquí la muerte pasa inadvertida

bajo el verde implacable del ciprés.

 

Los rostros de este sitio no regresan

jamás al ejercicio cotidiano.

(Aquí mi mano vive entre tu mano.

Aquí los corazones no nos pesan).

 

Eres. Soy. Cuánta soledad en torno.

Aún vivo y vives. Sorprendente llama.

Viajamos bajo el sol. Sobre la grama.

(Aquí en el calendario no hay retorno).

 

 

Canción

Iba mi corazón

-caracol sin lamento-

impulsando, sangriento,

su pequeña canción...

 

Y luego la ilusión...

engaño...

ensueño...

La muerte grande...

lo demás, pequeño.

Ah qué inútil empeño

Corazón! Corazón!

 

 

Canción del amor fugaz

 

                                                                                                    Envío:

              A ti de alma profunda como un bosque de pinos.

 

Cómo adoré tu gesto ilusionario,

tu gesto sin igual,

tu gesto de ceniza y de metal

cómo adoré...

 

Tú y yo en la vida, en la muerte,

en la tormenta,

entre la tempestad.

Yo sedienta

y hambrienta

y arrecida.

 

(S.O.S. de soledad a soledad)

Cómo no haber amado tu gesto iIusionario,

si hacía tempestad

y la noche en tu gesto estaba confundida

ilusoria y tenaz como la vida?

 

Este recuerdo... Aurora boreal

este recuerdo...

hoja que al polvo vuelve

y del polvo retorna irreductible...

abisal...

Así el amor que fue.

Tu gesto de metal

cómo adoré!

 

( S.O.S. de tempestad a tempestad )

 

Mentira!

Como la hoja que en el viento gira

y torna

y vaga

y treme

y vencida y fugaz

victoriosa y vencida

el viento vengativo

en su brazo robusto la levanta,

así el amor que fue...

ilusorio

vario

vano

banal

imaginario

como en espejo ustorio repetido,

así el amor que fue...

 

(tu gesto de metal

cómo adoré)

 

Tu gesto distraído,

tu dinástico gesto

y el olvido

que en tu gesto venía confundido.

 

Tu gesto era tu voz que transcurría

fl como un agua cantando hacia el olvido.

(y yo adoré tu gesto distraído)

 

Y era la eternidad!

La del momento...

eterno en su ansiedad

y su osadía.

 

-Oyes el S.O.S. hambriento

que da mi soledad

en la iracunda noche

de tu noche y la mía?

 

(Alegría... Alegría!

Ya todo lo perdimos.

Podemos ir sin miedo entre la tempestad)

 

 

Canción para iniciar un olvido

 

¿Y para qué quieres un tesoro sino para perderlo?

¿Y si no es para perderlo, para qué quieres un tesoro?

 

Todo al ayer uncido.

Lo único que tengo es lo perdido.

Propiedad absoluta del pasado.

Conciencia de haber sido

y no ser más que aquel instante bello y preterido.

 

Yo soy aquella tan feliz criatura

que sintió la infinita quemadura

de tu caricia inmensa y generosa

y el aire de tu voz triste y amiga.

(Yo... yo... que soy tan pequeña

lo mismo que una hormiga)

 

Y si pasa la fuente rumorosa

lo mismo que un espejo que camina

y en el jardín la rosa con su espina,

arde aún más constante y más hermosa,

me digo: cuando muera...

la fuente seguirá

diciendo su mentira verdadera

y la rosa arderá

con más ardor quizá

que en la nuestra dorada primavera.

 

Otros días vendrán sin dejar huella,

sin ton ni son, sin gracia sin sentido.

Pero tú y yo vivimos. Vivimos sólo un día

y aquel que vive un día ya todo lo ha vívido.

(Larga vida tenemos como la mariposa

y una historia tenaz como la rosa).

 

La fuente pasa sin pasar. La fuente

a su desnudo espejo caminante

uncida va, sedienta y delirante,

de su gran albedrío prisionera

diciendo su mentira verdadera.

 

(Sólo me quedas tú, como la fuente

presa de su albedrío).

 

Sólo me quedas... porque te he perdido

y los duros espejos, blandamente,

con azogadas lunas rememoran tu frente

y te salvan del tiempo y del olvido.

(Indefinido

indefinidamente

tu rostro con mi verso confundido).

 

Que soy la misma. La feliz criatura

que sintió la absoluta quemadura

de tu caricia inmensa y generosa...

como quien dice: toda la dulzura,

la razón de la espina y de la rosa.

 

 

Cancioncilla

Cuando dejé de verte era verano.

En la sangre caliente renacía

un racimo de besos, y corría

un viento....un claro viento por el llano.

 

(Bien lo recuerdo amor...era verano)

Y quise retenerte.

¿Con qué lazo

había de atarte para no perderte?

( Cuerpo de agua en el cristal de un vaso )

Acaso...si te amarras mi lazo fue más fuerte....

que siendo tú la ausencia ibas cercano

como vida en el pulso de la muerte.

 

Al fin estoy contenta y tú lejano.

Tan lejano de nieblas y de olvido

que mueres en un verso arrepentido

en un tiempo de amor y de verano.

 

(Quizá no era el amor ni era verano).

 

 

Confidencial

 Para mi amor yo quiero cada día

el pan sin odio, el vino sin pesares.

La voz cordial. La vida sin azares

y si se puede un poco de alegría.

 

Unos tuvieron el amor que pasa.

Otros tuvieron el amor que dura.

Yo tuve la canción. Sed y ternura.

(Pero quién por sus dones se solaza?)

 

Yo traía mi tiempo. El tiempo mío,

con atávicos sueños realizado.

y de él el corazón me fue colmado

como a un golfo de amor un mar sombrío.

 

Ni un minuto le queda al calendario

de lo que pudo ser y no fue nunca.

Mi historia en el pasar se queda trunca

y trunco queda el tiempo del himnario.

 

Transito por la pávida ceniza

que otros dejaron porque yo viviera.

He sido nada más una extranjera

asomada al desdén de la sonrisa.

 

Quise vivir mi vida en cada hora

exactamente, sin mayor alarde

y dije: ya me voy porque es muy tarde

y en ese instante despuntó la aurora.

 

El aire no alcanzó para mi aliento

de agraz ternura. Campo renadío.

Pues yo he vivido como vive el río

con limo, con estrella, con lamento.

 

Cómo volver el rostro de este olvido

que la lámpara anuncia sin recelo.

Si en cada atardecer fui contra el cielo

y contra el viento las palabras mido?

 

No disculpo mi nombre ni mi frente.

No me hago perdonar esta presencia.

Mi rostro es nada más el de la ausencia

y mi ausencia es mi rostro solamente.

 

Sin permiso de nadie, pienso y vivo

y paso por la vida que pasaba.

La vida no me pesa y me pesaba

con su juego pesado y agresivo.

 

Inauguro el instante en acto puro

con el oscuro cotidiano esfuerzo.

El verso no es trabajo pero es verso.

Vivir no es necesario y es muy duro.

 

Bajo la luz del sol, fiera y filante

-la que mide mi tiempo con cuidado-

yo voy pasando sin haber pasado

pues no pasa el pasado en un instante.

 

 

Del amor inocente

 Por ti es la vida diáfana y ligera

y el dulzor en el fruto diluido

y es el trino y el viento en la pradera

y el perfume en el nardo preferido.

 

Por ti tiene razón la primavera

y la luz y la tarde y el sonido.

Y por ti el corazón arrepentido

vuelve desnudo y casto hasta su vera.

 

Por ti saben los ríos el camino

que conduce otra vez hacia la nube

y el viñedo la sangre para el vino.

 

Y hasta el lirio, sin índice ni huella,

por línea recta, sin saberlo, sube

su fiel aroma a la lejana estrella.

 

 

 

Esquema del amor en el tiempo

 Estabas sin luceros en mi aurora de niebla

o en ansias marineras por mis playas salobres?

O en los caminos ásperos? O en arrecifes duros?

O en el tendido anhelo y el dolor de los hombres?

 

Porque en el día entusiasta de zumbidos remotos

ya presentí caricias de miel desprevenida.

Yo llenaría de risas infantiles la tarde

y de llanto creciendo mi confidencia ardida.

 

Estabas sin luceros -planeta soterrado-

amor puesto a la orilla de mi voz en el tiempo.

(Ya todos los caminos eran tan familiares

que hasta sabías la muerte de enredadera al sueño)

 

Transitabas confiado y yo te presentía

en las oscuras llamas de todas las pupilas.

El tacto de tu aliento apenas me llegaba

-anzuelo al pez de sangre por mis aguas tranquilas-

 

Dónde estarás ahora, raíz desenterrada:

detrás del metal trémulo de mi silencio frío?

te dolerá en la sangre mi oscura cabellera ?

te dolerá en los ojos este recuerdo mío?

 

En dónde estará ahora tu voz fija creciendo

sin que la pena viva de mi canción la cante?

Te manchará los labios mi ausencia como un vino?

Te dolerá en los huesos mi oscura voz distante?

 

O cruzaré tus aires como oscura paloma

con su muerte de cielo, de nube y de rocío?

Te doleré en los hombros como una enredadera

o seguirás pendiente de mi sed como un río?

 

 

Imágenes del amor

 Yo te amo....

Yo te amo y lo digo así sencillamente

como si ya el recuerdo transitara tus años.

Como si ya mis ojos lloraran por tu ausencia

y como si tus besos ya supieran mis labios.

 

Yo te amo...

Yo te amo con crueles tiburones de sangre

entre cristales duros vigilando tu cuerpo.

Yo te amo en los arroyos calientes de mi vida

y en mis poemas trémulos.

 

Yo te amo...

Yo te amo con violetas espirales azules

en donde hay mariposas de amor en cautiverio.

En la frontera exacta que la caricia asume,

en el preciso límite donde el gemido es beso.

 

Yo te amo...

Yo te amo con un suave sabor a miel anclada

en donde hay golondrinas clausurando recuerdos.

 

En donde sabe el aire a atmósferas de frutos,

donde las manos corren caminos del deseo...

 

Yo te amo...

Yo te amo por mil voces de venas enemigas.

Por el grito lejano de mi sangre en el tiempo.

Por la ardorosa llama que se esconde en la nieve.

Por las hondas palabras que están en mi silencio.

Yo te amo...

Yo te amo por la rosa que guarda en sí la espina.

Por la muerte que apaga con sus ojos mi sueño.

Por las rebeldes lianas que las voces me anudan.

Por mi carne entusiasta, por mi vida y mis nervios.

 

Yo te amo...

Sufriendo...

 

Última actualización: Miercoles, Abril 08, 2015 12:46 PM
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