Susana Henao Montoya. Narradora, ensayista y pedagoga. Nace en 1954 en Quimbaya, municipio perteneciente por entonces al departamento de Caldas. Sus primeros años trascurrieron en el seno de una familia tradicional encabezada por Rafael Henao, farmaceuta de profesión y lector empedernido que sembró en su hija el interés por el mundo de los libros y la química.

En la sala de lectura de su escuela, una institución católica que funcionaba en Quimbaya, descubrió las historias sagradas de la Biblia, las cuales aún hoy lee con la avidez de una lectora maravillada y sin ningún dogmatismo. Su creciente interés por la lectura pronto llamó la atención de las religiosas que dirigían su colegio, las cuales intentaron a toda costa prevenir que la curiosa lectora no se iniciara en libros que ellas consideraran inadecuados. Fue así como Las memorias de Rousseau y otros textos por el estilo le fueron prohibidos tan pronto como Susana los tomaba entre sus manos. Sin embargo, tal vigilancia no impidió que pronto descubriera personajes como Ivahoe y Robinson Crusoe, además de autores como Dostoievski y Sartre, en cuyas páginas se sumergió cuando apenas contaba con doce años.

La admiración por su padre farmaceuta la llevó a estudiar química, carrera de la que se graduó en 1975, pero que nunca ejerció, ya que por entonces se había casado y convertido en mamá. Los planes profesionales en esta área fueron dejados definitivamente a un lado tras el nacimiento de su tercer hijo, Esteban, quien nació con un complejo cuadro de salud. Entregada al cuidado de éste, su centro de interés viró hacia la pedagogía, motivo por el cual se vinculó al Instituto de Audiología de Pereira como docente. En el 2003 Susana Henao decide relatar la historia de Esteban en Memorias de un niño que no creció, un relato en el que el dolor se hace a un lado para celebrar la ternura y fuerza vital de su hijo.

Sus primeras incursiones en el mundo de la literatura como autora se inician a mediados de los años ochenta, cuando ya contaba con treinta años, razón por la cual se considera a sí misma una autora tardía. En aquella época comienza a escribir los cuentos que tiempo después conformarían Crónicas de Temis, una antología narrativa que le mereció el primer puesto en el Concurso Colección de Escritores Pereiranos en 1993 y que ya evidenciaba los temas narrativos y filosóficos que caracterizarían sus próximas obras: la creación de voces narrativas a través de las cuales se desarrolla personajes y el lenguaje como evidencia de un contexto social e histórico. Estas preocupaciones también motivarían una de sus obras más reconocidas Los Hijos del Agua, novela que se desarrolla en un ambiente muisca, en el cual la autora recrea el mundo indígena y su cosmología desde una perspectiva más orgánica, alejándose de la tradicional mirada indigenista.

A mediados de los años noventa inicia una segunda carrera, la de Licenciatura en Filosofía que culminaría en 1999. Por esta misma época comienza a construir su novela Crónica Satánica que en el 2004 ganó el primer puesto en el Concurso de Novela Aniversario Ciudad Pereira.

Actualmente distribuye su tiempo entre la docencia universitaria y la escritura de cuentos, vive en Pereira con su esposo y sus dos hijos menores.