Umberto Senegal

Última actualización: Jueves, Abril 09, 2015 2:03 PM

Entrevista del autor Umberto Senegal

Breve entrevista a Umberto Senegal             Umberto Senegal nació en Calarcá, Quindío, Colombia. Poeta, cuentista, ensayista, educador y editor. Director del Centro de Estudios Robert Walser (Calarcá, Quindío, Colombia). Licenciado en Español y Literatura. Ha colaborado en múltiples periódicos y revistas de Colombia y otros lugares del mundo. Sus haikus han sido traducidos a 12 idiomas. Algunos de sus textos en prosa y verso figuran en antologías dentro y fuera del país. Fundador y Presidente de la Asociación Colombiana de Haiku. Coordinador del Centro de Estudios Bizantinos y Neohelénicos, Miguel Castillo Didier. Codirector del Centro de Investigación y Difusión del Minicuento, Lauro Zavala. Vicepresidente de la Fundación Pundarika. Asesor literario y coordinador de Cuadernos Negros Editorial, de Calarcá, Quindío. Ha editado y dirigido varias revistas y periódicos literarios entre ellas la Revista de arte y literatura, Kanora. Ganador de varios concursos regionales de cuento y poesía. Ha publicado 24 libros de poesía, minificción, cuento, haiku y ensayo. Tiene varios libros inéditos sobre Robert Walser. IM: Entre cuento, haiku, minificción, poesía, ensayo o lo que tú denominas cuento atómico, ¿con cuál te sientes más cómodo? ¿Por qué? US: Cada forma literaria de las enunciadas por ti, me satisface a plenitud cuando es con esa expresión verbal, con ese género determinado que mis vivencias, mis emociones, sentimientos e ideas, buscan exteriorizarse por escrito. Cada impresión interior elige, no sé cómo, la forma literaria para concretarse. Del cerebro al papel, ocurre la elección del género. La intensidad de la vivencia adopta una estructura de acuerdo con la conciencia que tenga yo del evento. Surge entonces un haiku. Germina una minificción. El cuento atómico llega como cincelado en la imagen, en el acontecimiento que lo inspiró. Con ninguno realizo esfuerzos más allá de las correcciones adecuadas cuando el texto se convierte en realidad literaria. Todos me son placenteros y con cada uno de ellos, cuando el hecho así lo produce, me siento íntimamente conectado, sin contradicciones de ninguna índole, sin arrepentimientos porque quise decir algo en un género y lo especifiqué en otro. IM: ¿Por qué no le cuentas a nuestros lectores acerca de Robert Walser? US: Sí, contémosle a quien tenga el alma, la conciencia, todos sus sentidos abiertos al máximo, que Walser fue un iluminado zen y nunca lo supo. Nadie se lo dijo en el manicomio de Herisau. Hablémosle al oído, a quien pueda escuchar susurros de este tipo, sobre el mayor y más desconocido (ahora, no tanto) escritor que ha dado el mundo en los últimos cien años. Walser, el escritor de lo superficial, de los detalles visibles y mínimos, abre desde ellos los abismos literarios donde pocos son capaces de descender. Desde la materia, lo cotidiano sensorial, señala senderos sicológicos, metafísicos, filosóficos, religiosos y estéticos a fenómenos del mundo y la vida, de los sentimientos, la soledad, el paisaje, el ser y la nada, que pocos narradores y poetas han trazado para caminarlos como lectores o protagonistas. Cuando se conoce la obra de Walser, es imposible seguir impasible al mundo que nos rodea. Todo se llena de nuevas voces. Nuevas miradas. Nuevas reflexiones. Todo se llena de síntesis pero también de dimensiones nuevas hacia lo real o lo imaginario. Hombre y obra son conmovedores. Te lo aseguro: nadie queda incólume, nadie desea seguir igual cuando ingresa a la obra de Walser. Entre sus múltiples dimensiones literarias, tiene la magistralidad de lo breve. Puedes comenzar por los tres volúmenes de Escrito a lápiz: Microgramas I (1924-1925), Microgramas II (1926-1927) y Microgramas III (1925-1932). Uno de los más bellos estudios sobre su obra y vida, lo escribió Jürg Amann y se llama: Robert Walser. Una biografía literaria. IM: ¿Cuál es la motivación de Cuadernos Negros para publicar microrrelatos? US: Nuestra admiración por el género. El gusto íntimo de leerlos y contribuir a que otras personas los lean y disfruten también. El gozo de fructificar, aunque parte de la cosecha se pierda. Alguna ave se acercará a comer sus frutos. Igual que escribirlos, la nuestra con Cuadernos Negros y su sección de minicuentística regional, nacional e internacional es una acción no premeditada, no comercial, no utilitarista ni con presunciones literarias de ninguna índole. Innegablemente, dejar una huella del género en nuestra ciudad, en nuestro departamento y tal vez en nuestro país. Contribuir a su visibilización dentro de la narrativa y, en particular, dentro del cuento en Colombia y en el Quindío. Es como señalar la aparición del arcoíris a individuos que van de prisa y no les importa el arco, ni el día, ni el mundo donde viven. Por cuanto se refiere a Colombia, a los teóricos que en algún momento escribirán la historia del género, es confirmarles con cada uno de los cuadernos editados -parte de obras más desarrolladas en sus autores-, que en el departamento del Quindío por algún motivo no académico el microrrelato ha tenido, tiene y tendrá raíces recónditas en la literatura y la visión que el hombre contemporáneo posee de la sociedad actual. De toda realidad. De todo imaginario. IM: Atrévete a hacer un listado imprescindible de libros dedicados al microrrelato. US: Seductora tu propuesta. Veinte años atrás, se habría podido hacer, en torno al género en lengua castellana, dicho listado sin vacilaciones ni vacíos. Diez años atrás, se habría complicado la enumeración de autores y obras. Pasos de dinosaurio. Y de por medio habría sido ineludible comenzar a citar a los teóricos, a los comentaristas, a cuantos sin condicionamientos narrativos fueron aproximándose al género desde otros puntos de vista. Cinco años atrás, el listado comienza a convertirse en una torre de Babel. Bodega de Babel. La minificción hace explosión e implosión. Por sobre los criterios editoriales de los grandes empresarios del libro. Por sobre los cuestionamientos de los críticos y los lectores. Por sobre el gusto literario predominante. El viejo canon del microrrelato se derrumba. Los lectores que descubren el minicuento, imponen sus propios gustos. Revelan obras y autores. La minificción se crece a pesar de todos y contra todos. Proteica en sus formas, en sus temas, en su extensión, en su estructura. La minificción clásica y la posmoderna se atraviesan, se inseminan, se mezclan, se enriquecen a partir de los elementos utilizados por autores reconocidos como pioneros y los recursos de millares de jóvenes incursionando en el género, presentando sus propuestas sin temor ni reverencias para con nadie. ¿Listado?... ¡Dios mío, si cada país tiene decenas de buenos autores y no voy a caer aquí en el error de citar aquellos que los antologistas siempre incluyen en sus colecciones eruditas y limitadas! Los estudiosos descubren cada día nuevos narradores, antiguos o modernos, que rindieron culto a dicho género, a veces sin saber qué estaban escribiendo al parir textos breves sin un sitial definido dentro de la narrativa, dentro del cuento o la poesía en prosa. De Colombia, tengo en mi archivo una bibliografía del minicuento con cerca de 1.000 autores quienes, en menor o mayor grado, han incursionado en el género. Y en cada país de Hispanoamérica sucede igual. Solo se requiere comenzar a leer y entender los textos desde tal perspectiva literaria y narrativa, para hallar perlas, tesoros de todo tipo. IM: ¿Hacia dónde va el microrrelato en Colombia? Trázanos un mapa. US: Hacia la madurez técnica y formal del género. Colombia, como México y Argentina, como Venezuela, contribuye a consolidar las diversas variantes del microrrelato en castellano. Nuestros autores, los destacados porque alguien los incluye en un libro atendiendo a su particular gusto, a sus inclinaciones y compromisos o a su capacidad investigativa; y los menos conocidos, porque son poco visibles para los lectores y los timoratos editores con garra comercial solo para la novela o el ensayo, impulsan día tras día por diferentes medios la realidad literaria y genérica del minicuento. En Colombia la minificción tiene identidad específica. A pesar de sus detractores, casi todos ellos desconocedores de sus raíces y su evolución, el microrrelato ocupa lugares privilegiados en universidades, revistas, periódicos, cátedras, estudios, etc. Un recorrido por los blogs, portales, revistas y páginas de todo tipo en internet, puede abrirle los ojos al más insensible de los lectores que subvaloran el género. El microrrelato en lengua castellana es un dinosaurio que camina seguro de sí mismo, sin hacerle daño nadie y sin que ninguno pueda detenerlo o herirlo, desde mediados del siglo XX, hacia la consolidación literaria de un género representativo del pensamiento y la vida del hombre y la sociedad del siglo XXI. Un dinosaurio capaz de transformarse en mariposa, en gato, en mosca, en oveja, en colibrí, de acuerdo con la mirada del observador. IM: ¿Edición tradicional, nuevos formatos, formatos digitales? ¿Cuál es la plataforma más adecuada para el microrrelato en tu concepto? US: Esta es una de las sobresalientes virtudes del género: todas las plataformas son adecuadas para un microrrelato. Cabe en cualquier sitio. Se ve soberbio y seductor en diversos formatos. Desde una arcaica enciclopedia de papel hasta un sencillo celular. En una pared, como grafiti. En un cuadernillo. En un voluminoso libro. En una hoja volante. En la pantalla. En la voz de quien lo relata. Ave para cualquier nido. Ave de todas las estaciones. Donde encuentro un microrrelato, lo saludo con emoción. ¡Son tan visibles, tan discretos pero tan deslumbrantes! Décadas atrás, el libro era su cuna, su pedestal. Sigue siendo uno de sus receptáculos tradicionales, pero el microrrelato se tomó los espacios tecnológicos para configurar una nueva manera de ser leído asimilado, comprendido y observado. Un libro: El Tao-Teh-King. Una película: El ladrón de bicicletas. Una comida: Cualquier variedad de tamal colombiano. Una ciudad: Agarttha. Un deseo: Escribir una noveleta por el estilo de La paloma, La casa de las bellas durmientes o Seda. Un secreto: La técnica sicológica que empleo para escribir un Cuento atómico. Un amor platónico: En realidad, tres: Lolita, Alicia y Caperucita roja. Una frivolidad: Asistir a conferencias donde sus expositores emplean el discurso vacío. Un capricho: La multiplicidad de sentidos en algo que escriba. Un haiku, un cuento atómico. Un insulto: ¡Haces gárgaras con la menstruación de tu madre! Tomado de: http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/

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Última actualización: Jueves, Abril 09, 2015 1:58 PM

Sobre el autor Umberto Senegal

Escritura sin vanidades Autor: Daniel Rivera Marín      El escritor quindiano lleva más de 40 años explorando formas en la literatura. Sus aspiraciones ya están más allá de publicar con una editorial conocida y de gran calado, pues como él mismo dice, escribe porque es una necesidad.  Como detenido en el tiempo, Umberto Senegal, uno de los escritores de ‘minicuento’ y haiku más importantes de Colombia esperaba para ser entrevistado por este medio. El mero ritmo de su voz al momento de contestar una pregunta es un poema, respira letras, y es que ya a los cinco años le dictaba poesías a su madre, inspirado en las verdes montañas y el olor a cafetales de su natal Calarcá en el departamento del Quindío. Antes de empezar, como si la entrevista fuera lo menos literario en el orden del día, Senegal habla de su hija como si fuera su poema más preciado, con una historia casi profética, el escritor deja ver su lado más humano. El nombre de Umberto Senegal no suena mucho en el país, sólo un pequeño grupo de escritores “underground” lo conocen. Sin embargo, en otros países de América Latina, Europa y Asia es mencionado como una de las personas más importantes del haiku en el país. “Todo se reduce a la no publicación en editoriales de algún prestigio comercial, y eso no sucede sólo con Senegal sino con un montón de autores muy valiosos, porque las editoriales sólo están interesadas en lo que se vende, por lo que obras en poesía y en cuento no les interesan, aunque sean obras muy sólidas” afirmó Senegal, acerca del desconocimiento de la opinión pública de su nombre, lo que verdaderamente lo tiene sin cuidado, porque como él mismo dice, “la escritura no es un acto de vanidad, es una necesidad”. Senegal admite que sólo se dejaría seducir por una editorial, Anagrama, sin embargo, no es una ansiedad, el motivo de sus letras no son la premura de la fama o de un premio, él sabe que su literatura está alejada de lo comercial y de lo que hoy en día llenan las estanterías de las librerías y de los supermercados. “Ahora hay en Colombia una literatura que dura por unos meses, quizá unos pocos años, y que sólo impulsan el consumo, porque consumir no es leer, hay cantidad de personas que van a buscar esa literatura, que caen en esa propaganda, pero no se puede perder tiempo en esas obras, eso es verdaderamente perder el tiempo”, en lo anterior se resume la visión de Senegal acerca del panorama de las editoriales y de los escritores en Colombia, pues aunque hay grandes literatos, son pocos los que son reconocidos en los medios, ya que más que contenido importa lo que sí vende. Para Senegal, grandes escritores son: Cortázar, Casares, Borges, Kafka, entre otros que han explorado la ficción de una manera muy propia y que le han aportado a la literatura mundos paralelos que no se pueden borrar. La Gobernación del Quindío y la Universidad del Quindío, recientemente publicaron un libro en homenaje a la obra de Umberto Senegal, sobretodo, de lo escrito en los últimos 20 años, ya que en realidad el cuyabro lleva mucho más en el ejercicio.Quién Patea un Perro Muerto, es el nombre del libro que recoge los textos narrativos más importantes del escritor. Aunque Umberto Senegal es conocido por sus ‘microficciones’ (cuentos cortos de unas pocas líneas), lo que le ha dado verdadera fama a nivel internacional son los haiku, los cuales conoció de una manera casual gracias a una revista brasilera que le llegaba a su padre -Umberto Jaramillo Ángel- de manera periódica. El encuentro casual con ese mundo oriental expresado en pequeñas frases que cortan el aliento, fue lo que trascendió en Senegal para convertirlo en lo que hoy es su obra, una pieza fundamental de la literatura colombiana, que no puede faltar en las bibliotecas de quienes verdaderamente conocen de narrativa, de cuento, de haiku. Fuente: elmundo.com

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Última actualización: Jueves, Abril 09, 2015 1:51 PM

Textos del autor Umberto Senegal

HAIKÚ   En el revés del agua, habita el almade los peces muertos.   Perdón, hermanospájaros, por tantopoema escrito Una vela.La afilada hoja de la llamale abre un tajo de luz a la obscuridad. Nadie quiereusar el ancho espejoen el ancianato Esa gota, ¿se deslizapor la hojao por los ojos? A la madrugadase despierta un gallocon su propio canto.  Brumoso amanecer.Las golondrinas despertaron en otro mundo. Saliendo de la nubese introduce sin ruido la luna en el charco. El mendigo y el perromirándose con recelo juntoa la bolsa de basura. Nada a qué aferrarseen este universo.Una hoja cayendo del árbol.

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Última actualización: Jueves, Abril 09, 2015 12:17 PM

Cronología Umberto Senegal

Última actualización: Jueves, Abril 09, 2015 12:13 PM

Biografía Umberto Senegal

Umberto Senegal   Nació en Calarcá, Quindío, Colombia. Poeta, cuentista, ensayista, fotógrafo, educador y editor. Licenciado en Español y Literatura de la Universidad del Quindío. Colaborador de múltiples periódicos y revistas de Colombia, Latinoamérica y otros lugares del mundo. Sus haikus han sido traducidos a 12 idiomas. Algunos de sus textos en prosa y verso, figuran en antologías dentro y fuera del país. Fundador y Presidente de la Asociación Colombiana de Haiku. Coordinador del Centro de Estudios Bizantinos y Neohelénicos, Miguel Castillo Didier. Codirector del Centro de Investigación y Difusión del Minicuento, Lauro Zavala. Vicepresidente de la Fundación Pundarika. Asesor literario y coordinador de Cuadernos Negros Editorial, de Calarcá, Quindío. Ha recibido varios reconocimientos y medallas de oro al mérito literario en el Quindío. Ha editado y dirigido varias revistas y periódicos literarios, entre ellas la Revista de arte y literatura, Kanora. Ganador de varios concursos regionales de cuento y poesía. Coordinador de talleres literarios dentro y fuera del Quindío. 

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