Elías Mejía, Calrcá 1951. Integrante del Taller Literario del Quindío en 1980, y de la Asociación Artistas a la Calle en 1984. Participante por el Quindío, en 1982, en el programa Un País que Sueña, patrocinado por el Banco de la República e invitado en varias ocasiones a leer su obra en la Feria Internacional del Libro y la Cámara de Comercio de Bogotá. Primer puesto del concurso de poesía Los Terceros Nuevos Juegos Florales Manizales 1988, con el libro Confesión de Navegante. Traductor de poesía griega contemporánea a partir de versiones francesas, tales como Fragmenta o la vegetación de los minerales de Takis Varvitsiotis y El muro en el espejo e Ismenia de Yannis Ritsos, este último editado por la Gobernación del Quindío y presentado en Bogotá en la Casa de Poesía Silva. Traductor de la cartilla La política explicada a los niños y… a los demás del abogado escritor francés Denis Langlois, editada por la Universidad del Quindío. Participe entre muchas, de la prueba en escena de recitales poéticos como el de bienvenida a la nueva constitución de 1991, en la Plaza de Bolivar de Armenia, con apartes de la obra del poeta sueco Arthur Lundkviski, o como el recital poético-musical Canto a Pablo Neruda, en el Gimnasio Moderno de Bogotá, en compañía del guitarrista colombiano Andrés García, el cantante de folclor uruguayo Juan Rochón, la concertista chilena Marisol Dalmazzo y la actriz colombiana Victoria Eugenia Góngora, en el centenario del nacimiento del Premio Nobel chileno. Coautor de otras puestas en escena poéticas a varias voces en compañía del escritor y declamador Orlando Montoya y de María Lucía Usaquén Ramos, directora del Museo Quimbaya. Libretista e intérprete del Banquete Literario Comfenalco Quindío en los años 2006 y 2007, basado en la obra de Isabel Allende, Pablo Neruda, Saul Yurkievich, León de Greiff y Héctor Abad Faciolince. Columnista durante cuatro años del diario La Crónica del Quindío. Publicaciones en los diarios La Patria, La República y El Espectador en su Magazín Dominical, y en las revistas literarias Casa Silva, El Malpensante, Arquitrave, Letralia, Kanora, Termita Caribe y otras.
Leer publicación completa [+]DESDE COLOMBIA. Elías Mejía COMPENDIO DE UNA LECTURA PARA COMPARTIR [1] Apreciado Carlos A.:No, no hay poema. Esas cosas tan sencillas del Universo en expansión —que aleja sus partes hacia el borde inexistente del cosmos infinito— o en caída vertiginosa sobre sí mismo hasta tener el tamaño de una pelota de golf —a causa del aumento de la gravedad por la compresión extremada de la masa, que atrae irremediablemente hacia su centro a todas sus partículas— que generará una implosión, un Big Bang al revés, y un eslabón del eterno retorno al inicio, me tienen sin cuidado. Allá el Universo con sus programas. A mí, los míos, los nuestros.Por ejemplo, me llaman mucho la atención las frases y teorías esclarecedoras que tienen que ver con el acto creativo en su mecánica, no en su profundidad. La profundidad es un estado natural, que de suyo contienen las creaciones que de verdad puedan exhibir este apelativo. Me refiero, en este caso, a la publicación que se hace en el número 85 de la revista El Malpensante, —magnífica traducción de Margarita Valencia—, del ensayo intitulado VIOLENCIA, fundamental en la obra, el pensamiento y la experiencia de Anne Bogart.Anne Bogart es una de las figuras más representativas del teatro estadounidense contemporáneo, gracias, principalmente, a sus argumentos teóricos expresados en el libro Puntos de vista escénicos “…en los que fundamenta su trabajo. Con el objetivo de proporcionar un lenguaje que permita interpretar las vicisitudes de todos los actores implicados, Bogart crea un universo único” [2]. Anne Bogart tiene otros escritos relacionados con la dirección de escena: Introducción á la dirección de escena. Siete ensayos de arte teatral.Leyendo el ensayo mencionado, llegué a sentir cómo apalancaba mis propias sensaciones, mi forma de trabajo cuando escribo y mi propia concepción de lo que debe ser una persona comprometida con cualquier empresa artística. Por ejemplo, dice la dama:“Aprendí la palabra irimi cuando estudiaba aikido, un arte marcial japonés. Significa, en una traducción elemental, “participar”, pero también puede ser traducida como “escoger la muerte”. Ante un ataque, uno siempre tiene dos opciones: irimi, participar, o ura, hacer un rodeo. Cuando se ejecutan adecuadamente, ambas opciones son creativas. Participar o escoger la muerte significa participar a cabalidad, entendiendo que se acepta la muerte si ésta es necesaria. La única manera de ganar es arriesgarlo todo y estar plenamente dispuesto a morir. Si bien la idea resulta un poco extrema para la sensibilidad occidental, tiene mucho sentido en el terreno de la práctica creativa. Para lograr la violencia de la determinación, uno tiene que escoger la muerte en un instante determinado al actuar plena e intuitivamente, sin pararse a pensar si esa es la decisión correcta o si será la solución definitiva”.“También es importante saber cuándo optar por hacer un rodeo (ura). La paciencia y la flexibilidad son un arte. Hay un momento para hacer un rodeo y un momento para participar, y no es posible saber con anticipación cuál es cuál. Hay que sopesar la situación y actuar de inmediato. No hay tiempo para la reflexión al calor del acto creativo: sólo se cuenta con la conexión con lo que está sucediendo. El análisis, la reflexión y la crítica deben surgir antes o después, pero nunca durante la representación.”En el acápite anterior habla, por supuesto, del actor en escena, quien debe solucionar sobre la marcha, digamos, cualquier olvido propio o ajeno de los parlamentos, para que la función continúe sin que sea notorio el tropiezo y la obra se vea perfecta. Decisión crucial, definitiva, que no alcanza siquiera a producir angustia pero que traza en el aire, de manera perfecta e irrepetible, una línea que segundos antes era inexistente.Citando a Víctor Shklovsky, “el formalista que indudablemente influyó en Bertolt Brecht con sus ensayos sobre el formalismo ruso escritos en 1920”, dice de nuevo la dama:“A nuestro alrededor, escribió, todo duerme. La función del arte es despertar lo que está dormido. ¿Cómo se despierta lo que está dormido? De acuerdo con Shklovsky, uno lo voltea un poco hasta que se despierta”.“Bertolt Brecht, probablemente influido por los escritos de Shklovsky, desarrolló teorías sobre la conversión de lo extraño en familiar y de lo familiar en extraño en la articulación del efecto de alienación (Verfremdung). Es probable que en su aproximación a la actuación en las tablas haya recurrido a la idea de voltear algo, distorsionarlo hasta volverlo ajeno y entonces despertarlo para verlo como si fuera nuevo.”Observemos qué maravilla para encontrar y describir la metáfora, la aparición del verso “claro y distinto”, el encuentro con lo desconocido, con la sensación que siempre hemos llevado dentro, dormida, al alcance de todos, pero que en principio nadie sino el poeta puede percibir.Me decía entonces, mientras continuaba leyendo el ensayo: Asombroso cómo se logra ese efecto de novedad con sólo voltear un poco el objeto, con sólo mirarlo desde el esguince, la dislocación, el efecto cubista, la literatura underground, la caricatura, la parábola agregada a una compilación que tenga objetivos definidos de enseñanza; pero, sobre todo, desde el poema —la caricatura poema, la actuación poema, la estatua poema, la intención poema—; es decir, desde los hechos artísticos que sin explicación razonable, sólo con mostrar que estaban ahí, acercan a lo cotidiano mediante una sensación de claridad, de nuevo entendimiento.Buena teoría, seguía diciendo para mis adentros, aplicable a la poesía escrita para causar un efecto de atracción inevitable al lector. De lo contrario, no llegamos a ninguna parte. El rojo será el mismo y tedioso rojo, mientras el viento no lo haga ondear en la tela de una bandera que desciende en picada sobre un pastel de manzana —o de mierda, según Jámeson Alberto [3].“[…] Los espectadores de teatro deben estar concentrados en los acontecimientos pero también ligeramente perturbados por lo que está sucediendo. Las interacciones en escena deben ser frescas y salvajes e imposibles de ignorar. Los actores deben enfrentar la temible tarea de despertar clichés dormidos. Por ejemplo, las palabras “te amo” han sido dichas tantas veces que no significan nada, a menos de que se las haya despojado de significado, distorsionado y ofrecido como nuevas. Cuando el actor define la acción antes de ejecutarla, la acción está dormida. No brillará. El actor se relaciona con los materiales a la mano para despertarlos, volverlos salvajes. Para poder liberar el potencial en una palabra o en una acción, el actor debe representarla de tal manera que no describa su significado sino que la voltee ligeramente, de manera que la multiplicidad de significados potenciales se torne evidente y se haga presente”.Aquí recuerdo la sorpresa del lírico poeta Noel Estrada cuando me escuchó decir en un poema-caricatura-del-magreo-de-amor-adolescente: /“Para qué volver a estrujarlos entre mis dedos, / quiero arrancar tus pechos y arrojarlos contra el muro”.Y agrega Anne las siguientes palabras de Jerzy Grotowski, aporte magistral para el creador, llenas de alientos para quienes creen que todo está dicho, que en el arte todos los temas han sido agotados; el matiz es lo nuevo —verdad de Perogrullo:“Si se puede definir un fenómeno como “es eso y sólo eso”, quiere decir que sólo existe en nuestras cabezas. Pero si existe en la vida real, no podemos esperar definirlo completamente. Sus fronteras siempre serán móviles, y las excepciones y las analogías no cesarán de aparecer”.¡Todo tan aplicable a la creación literaria! Así, cuando la dama cita a Samuel Alexander, dice: “El poema le es arrebatado al poeta por el sujeto que lo excita”. El poema no estaba, y, de repente, algo externo te lo saca del sombrero, te convierte en taumaturgo.Pero lo mejor está por venir en el ensayo de Anne Bogart:“No pasa nada si uno no sabe lo que hace y no tiene todas las respuestas. Pero la pasión por algo y la excitación que nos suscita nos llevará lejos a través de la incertidumbre. Si uno es inseguro y no sabe muy bien qué está haciendo, no hay problema. Lo importante en este caso es trabajar con miras a la precisión. Hay que ser exacto con lo que no se sabe”.“[…] A la audiencia le importará algo si uno hace que sea importante. Si uno se ocupa de algo, aunque sea por un instante, el compromiso de nuestra atención creará la tensión de la atención. Si el actor y el director (yo, Elías Mejía, agrego: el compilador, el caricatógrafo, el crítico, el poeta) no se ocupan de algo con determinación, la audiencia no se ocupará de ello tampoco. Será invisible. El acto de la decisión le da presencia al sujeto”.“[…] Decidir es un acto de violencia, y sin embargo la determinación y la crueldad forman parte del proceso de colaboración que el teatro ofrece. De las decisiones brotan las limitaciones que a su vez exigen el uso creativo de la imaginación”.“Trabajo con una compañía, la SITI Company, porque es un grupo de artistas que han aprendido a disentir con generosidad. Desarrollamos una forma de usar la violencia con gentileza y compasión. Esta aproximación es esencial para mi trabajo. En últimas, ser cruel es un acto de generosidad en el proceso de colaboración. En el fragor del ensayo, solemos decir que las ideas son baratas. Las ideas van y vienen pero lo que es importante es el compromiso con una alternativa y con su claridad y su capacidad de comunicación. No se trata de la idea correcta, y ni siquiera de la decisión correcta, sino de la calidad de la determinación. Tratamos de trabajar intuitivamente entre nosotros, […] y en el momento indicado, participamos. Escogemos la muerte”.Este último párrafo te da incluso la razón.El hecho de que me encontrara leyendo a Anne Bogart no me dejó responder de inmediato a las pasadas misivas-machete. Y, aclaro: todas las herramientas son hermosas, incluido el machete [4], pero, estéticamente, prefiero el florete: es más liviano. Además, el machete, por su connotación de violencia histórica que decapita y sirve para hacer el corte de franela y el corte de la mica, no me merece la más mínima consideración. Yo lo sacaría gustoso de las dancitas del folclor quindiano. (Hombre Elías, ¿por qué cayendo siempre en el ninguneo?) Un abrazo,Elías Mejía[1] Este escrito hace parte de una larga correspondencia sostenida entre Jaime Lopera Gutiérrez, Carlos Alberto Villegas Uribe y Elías Mejía, en la cual se trató a profundidad, con la irresponsabilidad o el recato que confieren los heterónimos, el asunto de la creación literaria, sobre todo en el Quindío. De tal manera que ésta es una carta dirigida a Carlos Alberto, en la cual me niego a continuar una discusión bizantina sobre quién es o no poeta en nuestra tierra, e incluso me niego a hablar de cosmovisiones personales. Por la condición íntima de carta, hay un exceso de entrecomillados que aleja el texto de la calidad que debe tener un ensayo serio. Sólo pretendía compartir con él —y con el doctor Jaime— una lectura. Hago pública esta carta a petición de Carlos A., que siempre nos invita a gozar de su generosidad poniendo a nuestro servicio la revista actual Termita. Si al comienzo digo que no hay poema, es porque Carlos A. pide uno que tenga como asunto la última carta suya, que a veces acostumbramos enviarle.[2] Breve comentario en página de la Librería Internacional especializada en humanidades, LAIES.ES[3] Personaje creado por Carlos Alberto Villegas Uribe (Petete) como uno de sus heterónimos, encargado de llevar a cuestas la responsabilidad del lenguaje llano y soez, que a veces considera necesario emplear en sus escritos.[4] En el Quindío existe una danza en la que varias parejas de jóvenes se enfrentan en una esgrima preciosista con machetes, la herramienta más usada en la zona cafetera para limpiar de malezas los cultivos. Con esa herramienta, se llevaron a afecto masacres incomparables y sanguinarias durante la violencia política de mediados del siglo pasado.
Leer publicación completa [+]Confesión de diletante: La obra poética de Elías Mejía Cuando los poetas avisados carecen de una obra pareja, tienen por lo menos la astucia o la fortuna de también carecer de mayores pretensiones, de no ir hacia ninguna parte y en lugar de ello diseminar a su paso unos cuantos textos memorables. Ese sería el caso de los artistas rasos, que dejan más huellas en sus emocionales audiencias que en la historia propiamente dicha del género, lo cual no deja de ser una ganancia y no de las menos apetecibles.Estadísticamente, en una toma aérea y considerada en su conjunto, la producción poética de Elías Mejía la recorre un hilo conductor que la caracteriza parcialmente: los avatares y asuntos de un yo manifiestamente autobiográfico. En consecuencia, de cara a un estudio amplio de su obra, esta imbricación de la misma con dicho yo, perteneciente a la cultura y sociedad de su tiempo y su personal circunstancia histórica, son elementos indisociables para determinar sus significados, sus alcances y su razón de ser.Pero, ¿qué más habría de singular en su producción?: Entre otras varias cosas, el diletantismo propio de un burgués de provincia (no es éste un juicio de valor), perteneciente a una generación con un pie puesto en un incipiente siglo XX y el otro en el limbo de una modernidad contradictoria: cosmopolita, por sus numerosas lecturas (la suya es una generación de lectores) y la explosión de los mas media, pero en el contexto de una cultura atávica y retrechera, tan característica de la zona andina de este país. Caficultor y poeta, nacido en Calarcá en 1951 —por entonces departamento de Caldas—, Elías fue, además, primer premio en el concurso de poesía de los Terceros Nuevos Juegos Florales de Manizales en 1995 con su libro Confesión de navegante y ha vertido del francés textos de Yannis Ritsos y de Takis Vartvisiotis, entre otros.En Conversaciones con el pez, compendio de su obra (Biblioteca de Autores Quindianos, 2010) en mucho más de un 50% nos topamos con un yo que hace poesía menos con las palabras que con su propia biografía y posición ante la vida, con un rasgo parcialmente definidor: esporádicas expresiones de cinismo de un yo que establece su distancia frente al mundo, comprometido, al parecer, nada más que consigo mismo o, acaso, la sugestión del significado: Hay que mentir / con el corazón / en la mano (Gajes de la sabiduría popular).Este cinismo o desparpajo, que hay veces es ironía o desvergüenza, es —lo sabemos—un perfil definidor de la poesía moderna en Colombia, desde Luis Vidales y León de Greiff, pero más contundentemente desde las propias filas del aparatoso Nadaísmo, lo que habría de estimular un diálogo más contemporáneo con la poesía universal, quizá como otro síntoma de la superación de la noción de centro y de colonialismo.El yo de su poética es un yo que no es que acuse y socave, pongamos por caso, los cimientos de esa sociedad y cultura que le ha tocado en suerte, sino uno que reafirma su diferencia frente al otro (que la sociedad industrial o urbana produce en serie) y que se resiste a la nivelación de su identidad frente a los otros, no sin asombro, como si saludara esa diversidad: como si luchara para reafirmar —mediante el arte— su singularidad, en un mundo que tiende a la uniformidad de las cosas y los seres, lo que lo conduce a existir, entre los otros, a cambio de reafirmar su diferencia. Como en una epifanía de ciudad, anota:Tema para un cortometraje 3¿Cómo pasar/ y no mirar los rostros?/ ¿Cómo pasar y no mirar su forma,/ sus ojos,/ su corona de pelo peinado,/sus labios con el alma/en la boca,/su colmillo solitario riendo,/royendo,/ amarillento de nicotina,/ verdoso contra la encía violeta?/ ¿Cómo pasar sin reír/de su última/ cirugía estética?El erosPero es justamente ese desparpajo de corte nadaísta, el que bien dosificado y calibrado por la pluma del calarqueño, le ha hecho escribir sus más contundentes textos, definitivamente superiores a su obra, que son, a mi juicio, los alusivos al amor y al erotismo, con la sugestividad y la imagen poética propias de los tragos fuertes, que necesitan trascender la sola contemplación y la mera caricia, en un mundo donde los asuntos de la alcoba son un lugar común que todos se niegan ver.Poema de 18 quilatesEra una mujer/ comerciante de joyas./ Sonreía siempre al hablar/ Contando sus memorias (…) Cuando dijo,/ ebria de complacencia,/ que deseaba un poema de dieciocho quilates,/ el brillo de sus ojos/ se acentuó de codicia./ Yo, acepté/ tan elegante desafío,/ y aquí me tienen recordando/ su noble orfebrería./ Aprisionó con esos labios/ mi falo en la madrugada;/ recogió sus faldas/ para confesarme/ el fetichismo de un liguero,/ y al salir el sol/ se esfumó/ como una pompa de oro/en el aire (…)Ajeno por entero o muy por encima de la tradición local en la cual se inscribe, su concepción de la mujer es análoga a la que tuvieran las generaciones posteriores a Mito y se enmarcaría tanto en la llamada Generación del desencanto, como en la plana mayor del Nadaísmo. Todavía más allá de la inmaterialidad mariana, no sólo se trata del cuerpo femenino como espacio de belleza y liberación, como superación del tabú decimonónico, sino también como territorio de transgresión, al borde de la visceralidad o más allá de la mera figuración simbólica:CanibalismoPara qué volver a estrujarlos/ entre mis dedos./ Quiero arrancar tus pechos/ y arrojarlos contra el muro./ Quiero arrancar tus pechos y morderlos/ como una fruta lechosa (…)La presunción de nadaístaLa presunción nadaísta de Elías Mejía, que es un secreto a voces, estaría más en un temple ocasional, como un tributo, del cual constan textos bien representativos como Ego Rock, Janis, que es la verdadera encarnación de un discurso que pasó en Colombia por su fase de horno crematorio desde los años 80.Ego Rock, Janis(…)Aunque las consabidas buenas costumbres/ con su carga de madres hipócritas/ de moralistas iletrados/ y de policías obtusos/ afirman que soy una basura/ digo que/ aún así/ la palabra basura cuando a mí/ haga referencia,/ debe ser escrita con letra mayúscula,/ mínimo la primera.Ser burgués y poeta, después de todo, es una dicotomía menos insostenible que la de burgués y nadaísta, sobre todo cuando no se muere joven, cuando no se posee tan sólo una máquina de escribir y una silla de ruedas. Hay motivos extrínsecos para pensar, dado el talante y el talento del calarqueño (que ha sido uno de los poetas de la región, con mayúscula mínimo la primera, desde la década del 80 hasta la primera década del siglo XXI) que su presunto nadaísmo es más un asunto de parroquia que el rasgo definidor de su obra. Mejía tendrá textos que fastidien a la costumbre y moral ambiente, mas no lo singularizan en virtud del relativamente amplio abanico de sus posturas e intereses temáticos y, acaso, por la falta de insistencia. Por lo demás, por su naturaleza provinciana, el Gran Caldas jamás habría sido el escenario socio-político, religioso y cultural que creara las condiciones para la gestación de un movimiento así (mas si para aplaudirlo desde una distancia novelera) y ello explica cómo poemas suyos pertenecientes a un registro y un tono extemporáneos, lograran calar tan bien en la comarca: en su momento y a destiempo, algunos de dichos textos amplificaron el eco de un coro ya apagado y vendrían a ser algo así como nuestra dosis personal en el asunto ya liquidado en Cali, Medellín y Bogotá hacía años.Su poesía en situaciónEn este universo, más estetizado que visionario, diletante en su proclividad a dispersarse en los asuntos de un yo ávido de sentido, el cual sería la cifra de su búsqueda, la circunstancia histórica y social contemporáneas (verbi gratia, el poder y la violencia), si bien tienen una presencia relativamente reiterada en su obra, no es menos cierto que su mirada hacia el asunto suele ser evanescente, con más tendencia hacia el esguince filosófico abstracto que hacia la indagación, per se, de la realidad que subyace o hacia la lectura abierta, polifónica.Paseo Nocturno, 1996Son las dos de la madrugada./ duermen profundo los capitalinos/ como en medio de una gran/ placenta/ que apenas borbotea sobre las aguas mayores/ que fluyen por las cloacas calmando el hambre/ de las ratas (…) Retorno solo a mi hotel/ inmerso en el espanto de mis visiones./ El asfalto helado repite mis pasos,/ me persigue la sombra de un engendro gigante/ y viscoso.Al llegar al cuarto,/ ensayo tomar nota de mi desasosiego./ Sé que será imposible/ compartir a plenitud con alguien/ el sobresalto que tuve al descubrir/ en el aparente silencio de la urbe,/ el calmo borborigmo del único, gregario,/ desamparado, repugnante ser que somos.Menos que objeto o víctima, el poeta es espectador de una circunstancia que toca a la puerta de su sensibilidad y su palabra, dando voz a lo que no tiene eco en su visión global de mundo, pero que habita en algunas de sus producciones como registro o como nota de un, algo extenso, noticiario:Alguien huye despavoridoAlguien ve morir a sus queridos/ en medio de un mar de mugre,/ sin color humano/ y sin mirada altiva./ Alguien huye despavorido;/ alguien escapa mirando atrás/ mientras anhela ver/ coágulos de sangre/ en las sienes de su contrario.De la estéticaVoluntariamente o no, pero muy en consonancia con un universo variopinto que no termina de encontrar un ethos en el que consolide su poética o su palabra, en sí considerada, su poesía se erige en redención por el sentido y no en asunción de una verdad de mundo: el mundo en su estadio estético, más acá del universo como búsqueda.RetratoCon su largo pelo,/ los ojos enrojecidos,/ el topo de fantasía en la oreja,/ su pulsera de hilo/ y las sandalias rotas,/ salió a vender los dibujos/ elaborados durante el delirio (…) quizás no logre venderlos, pero,/ qué agradable ha sido dibujar,/ prolongar las líneas,/ vencer el tedio,/ lograr el equilibrio;/ poner un punto negro/ en el centro de la circunferencia/ para que ésta parezca una célula (…)Quizá de ello derive su reiterada visión escatológica, que lo lleva a recusar, in abstracto, el mundo y su contexto, la sociedad y la cultura contemporáneas, mas no tanto —y ello es seguro— esa longeva vida de poeta, sello de garantía de la superación de dichas circunstancias: si acaso, sólo le queda la idea de la muerte como blanco de sus dardos:Queja y adiósEs la hora del tedio./ Aterrado con la eternidad/ y los tropiezos del corazón/ en la caverna del tórax,/ digo que nada soy./ Es la hora del voraz insatisfecho,/ del ansioso vencido,/ de quien exige aunque pocas cosas tiene/ para ofrecer./ Sólo queda el madero de la expresión/ como salvavidas en el fondo de un mar antiguo;/ queda la rama seca en el barranco/ donde cuelga el peso muerto/ de un mortal que se despeña (…)El legadoSonará excesivo, pero son numerosos los rasgos que hacen de él un poeta de su tiempo. En un contexto de provincia, su producción ha sido permeable a la estética y asuntos de su generación, como también a determinadas posturas y actitudes que superan el encierro y el monologismo a que tal circunstancia conduce. En tal sentido, se ha podido erigir en paradigma, para las nuevas generaciones, de aportarle al diálogo con el mundo: carece del color local en el que suelen quedarse artistas comarcales y, en especial, de ese tono reverente o cómplice que ayuda a fosilizar las tradiciones; el yo de su poética sería un “yo también existo” de su tiempo; no se trata, por lo tanto de un artificio, de una voz lírica creada con toda la deliberación con la que se crea un personaje, sino más bien de una voz que contiene el necesario y relativo grado de espontaneidad que acusa un ciudadano que se integra al diálogo con los otros, sin que ello signifique la trascendencia, pero si el signo vivo de un malestar generacional al que se le percibe el pulso entre sus páginas. Por: Juan Aurelio García GiraldoPoeta y docente quindiano. Tomado de: Crónica del Quindío
Leer publicación completa [+]Noticias ¡He aquí una noche que no se apiada ni de los cuerdos ni de los locos! Bufón del rey Lear. Shakespeare. Tomaron por asalto y dinamitaronel puesto de policía, junto al parque donde reposa Baudilio Montoya, el poeta, el bien llamado último rapsoda. Una mujer murió de un tiro en la cabezadentro de su automóvil porque aceleróal pasar sin saberlo por el centro del asalto. Pocos días después, asesinaron al gacetillero: hombre agrio de humor fatal, que censuraba la vileza y la guerra. Para no quedarme callado en la tarde de su entierro,en tono de gracejo, pregunté:¿Qué está pasando en este puebloen donde no se ríen con las bromas del guasón,sino que lo matan? Quienes me escucharon, a manera de sentencia,dándole otro significado al suceso,añadieron: Asesinaron al bromista,no en vano se burlaba y mordía. Después pasó el viento. El macho y la hembra Cada vez que muere,le da la espalda. Cansada cierra los ojosy con voz presurosa le dice:no me toques no me toques no me toquesno Él se queda entonces mirandolas maderas del techo,anhelando esos brazostan cercanos y ausentes;pensando en su sangreque vuelve a rodar, lenta,como la maquinaria de un buquedetenido en el muelle. Recordando a Raquel Welch El único paisaje que le hacía faltaera el de un árbol en la ventana; tenía suficiente con el correr del aguapor la pendiente de loza del aguamanil,y con el rayo de lunareflejado en la frente de los guijarros; sólo precisaba del rumor del maren el cuenco de la caracola,del viento conducido por la cánulade un saxofón,del asomo de la matrizen los labios de ese rostro amadoy del olor de la rosa sólo, para el espejo de la memoria,necesitaba el detalle de sus hombros desnudos,el muro de carne de su espalda,el flujo y reflujo de sus musloscuando iba de lado a lado del telóny la certezade que nunca vendría por aquí a visitar su casa. Perfil de un bohemio culto Al hablar,las citas de escritores célebresque traía consigose confundían con su propio verboa veces (muchas veces) inoportuno,que rodaba como un dado enloquecido de gozoal son del súbito encuentro con los escuchas,en las oscuras cavernas del intento de una explicación,de una comprensión, de una certeza:de un triunfo. ¡Cuánta iluminaciónen sus ojos duros y achispadosde teatrero en vivo y sin libreto! ¡Cuánto júbilo en su corazón de roca,y cuánto en el puñetazo de sus palabras!
Leer publicación completa [+]Ha publicado los libros Conversaciones con el pez, 2010; Confesión de navegante(primer premio de poesía en los Terceros Nuevos Juegos Florales, efectuados en la ciudad de Manizales en 1994); El muro en el espejo e Ismenia (versiones del francés del poeta griego Yannis Ritsos); Fragmenta o la vegetación de los minerales (folleto, versión del francés, del poeta griego, tesalonicense, Takis Varvitsiotis); y La política explicada a los niños y a los demás (traducción; del abogado y escritor francés Denis Langlois). Descargar libro completo aquí
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