Textos del autor Jaime Buitrago

“La Nochebuena de un colono”, Jaime Buitrago

 I

Cuarenta años llevaba trabajando en su pejugal. Allí habían nacido sus hijos Demetrio,Pompilio y Sara Tulia. Desde Pereira, población matricia en inquietudes de coloninaje, partió hacia el sur acompañado de Graciliana, su mujer. Primero ensayó unas tierritaaledañas al Ríoverde, pero les apareció dueño, por lo cual Venancio se vio obligado a emigrar al cañón de “Guayaquil” e donde plantó definitivamente su rancho de colono enterritorios baldíos. Preparada la abertura, el campesino dio principio a las siembras delmaíz y del fríjol, del cafeto y de las tuberosas. ¡Que de cosechas magníficas enjoyaban latierrita! Era un desbordamiento de riquezas que encandilaban las pupilas del sencillolabriego. Y Graciliana, por otra parte, también le daba en los hijos la alegría del amor.

 

Cuando los dos muchachos se sintieron capaces de cultivar cada cuál su parcela, lehablaron al padre de sus aspiraciones. Y el noble viejo partió la tierra como si fuera un pany la distribuyó entre sus hijos. Y para darles mayor seguridad en la posesión del respectivo barbecho, les ayudó a construir las cercas y a levantar sendos caserones que harían lasveces de troje y de morada.El deseo de la hembra prendió fulguraciones en la sangre de los mozos y cada uno buscó lasuya entre los almácigos de campesinas púberes que decoraban los cortijos de la tierra. Elmismo Padre Arias, curita del caserío, bendijo sus matrimonios bajo la iglesica de sonoraespadaña.

 

Faltaban solamente los esposales de Sara Tulia, la niña menor…

 ¡Pero qué esponsales! Si Sara Tulia había nacido apenas para servir a sus padres, para ser consejera de sus hermanos y para organizar las fiestas familiares que con alguna frecuenciase hacían en el hogar, según afirmaba su madre Graciliana.Los parceleros se derretían en mieles ante su presencia, y es fama que muchos de ellosmidieron sus peinillas en las fondas de Pacho Grajales por conquistar el cariño de SaraTulia. Sinembargo, para la hija del colono, solamente existía el amor Libardo Clavijo, un perdonavidas que tocaba tiple y mantenía alborotadas a todas las mozas de la comarca.Cuando en el hogar de sus hermanos o en el de los vecinos nacía el primogénito, de hechoquedaba nombrada madrina. Y Sara Tulia, con sus propias manos, tejía una canasta de fino bambú y dentro de ella transportaba al recién nacido hasta la pila bautismal del cercano pueblecillo.Pero las grandes fiestas tenían lugar el 24 de diciembre de cada año en el hogar deVenancio. Desde el 14 la hija del colono se juntaba con sus amigas de la vecindad y penetraban en los montes convertidos en esencieros mágicos con el aroma de loscortapicos. Después regresaban a la vivienda portando en los brazos macetones deorquídeas, verdines silvestres y gajos de laurel. Con cuidadosos halagos levantaban el pequeño altar en un ángulo de la sala. Este altar estaba presidido por las figuras cándidas deSan José, la Virgen y el niño. Como carecían de diminutas bombillas eléctricas para...

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Última actualización: Lunes, Abril 13, 2015 10:38 AM
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